´ Título: El alma del mundo.
Autor: Alejandro Palomas.
Editorial: Planeta, S.A.
Págs: 323.
Año 1ª publicación: 2011.
Mis impresiones
Qué bien me viene siempre leer a Alejandro Palomas, delicado, elegante. Qué bien trabajados esos personajes fantásticos con una vida llena de secretos, de silencios, contagiándonos de sus vivencias.
Este es mi año con Alejandro Palomas, con sus libros, con sus emociones. Una vez más me encandila con su manera de contar, con su manera de invitarnos a sentir, a reflexionar, y con una constante en todos sus libros, esa bonita portada que acompaña a esas cuidadas palabras. Y es que hay con autores que siempre aciertas, que te embaucan con su manera de escribir, con su cuidado a la hora de elegir las palabras justas y acertar.
Esta vez nos trae a dos ancianos, Clea, una brillante violonchelista que sacrificó su carrera para permanecer a la sombra de su marido, algo teatrera, un tanto impertinente y descarada. Él, Otto, un reconocido director de orquesta, un seductor, un galán. Ambos llegan el mismo día a una residencia geriátrica de lujo a pasar una temporada, eligen a la misma cuidadora, Ilona, una joven de Europa del este que durante años trabajó de luthier, con su historia, con sus miedos, los de antes y los de ahora. Ilona pasará las mañanas con Clea y las tardes con Otto. Tres personajes con los que viajaremos del pasado al presente, y así entender a través del ayer el ahora, el cómo llegan a esta residencia, el porqué de sus actitudes, de su manera de ser.
Y aparentemente no pasa gran cosa, pero se sugiere mucho de las relaciones llenas de silencios, de esas decisiones que no tuvimos el valor de tomar, de mentiras y medias verdades y del perdón, tanto de saber pedirlo como de saber perdonar.
Me han gustado mucho las conversaciones entre ellos, las confidencias. Me ha gustado como la música une y acompaña la vida de estos tres personajes. Y sobre todo la óptica que nos da sobre esta etapa de la vida, la vejez.
Personas en la tercera edad que aún miran hacia delante y no se conforman con estar, ellos quieren hacer todavía, quieren seguir disfrutando, revelarse contra la rutina, reinventarse también, buscar nuevos desafíos, porque en la vejez también se pueden esperar segundas oportunidades.
Pero también la tristeza impregna las páginas de esta novela, por lo vivido, por lo que duele, por callar cuando se tenía que haber hablado y compartido, por no saber gritar lo que sentimos quizás por orgullo, quizás por miedo.
Y aunque carece de esa carcajada y esa chispa que tiene Una madre, del mismo autor, también se disfruta. Es un tanto más teatrero pudiendo resultar en ocasiones inverosímil, pero es que la vida de cualquiera si nos ponemos a pensar, también lo es.
Un escritor de sentimientos y emociones, que destapa el alma humana como pocos.
No hay mejor música que la de un corazón afinado. Sólo entonces suena el alma del mundo.
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