Leer, escribir, compartir

Leer, escribir, compartir

15/7/18

La joven de las naranjas de Jostein Gaarder.

Menudo esfuerzo me ha supuesto acabar esta novela, no había llegado a la mitad del libro cuando supe que no iba a gustarme, entonces ¿por qué seguir leyendo algo que sé no me está gustando, no está reclamando mi atención para nada, y me parece aburrido y repetitivo? si leo por placer, por amor a la lectura, y a medio camino no encuentro disfrute y me parece que estoy desperdiciando el tiempo, ¿qué motivos tengo para seguir?.

Quizás la esperanza de que fuera tan estupendo como decían las reseñas, quizás mi determinación de nunca rendirme es lo que me ha llevado a terminarlo, en cualquier caso, no ha merecido la pena.


Título: La joven de las naranjas.
Autor: Jostein Gaarder.
Editorial: Penguin Random House. Debolsillo.
Año 1º publicación: 2003.
Págs: 178.
Tiempo hace que tengo este libro, creo haberlo adquirido por el grato recuerdo que guardo de una lectura del mismo autor que leí durante la adolescencia, El mundo de Sofía, probablemente por ello me he embarcado en esta lectura y seguramente esto haya sido lo que me sostuvo hasta el final. Suena un poco tonto lo sé, sobretodo porque El mundo de Sofía lo leí hace 20 años y no estoy segura de que ahora me causara las mismas impresiones, ya sabéis que el tiempo lo es todo, ahora soy un poquito más mayor, más cínica creo, y veo la realidad de otra manera. Tampoco es que esperara demasiado de esta lectura, no nos engañemos, pero oye por lo menos que no me aburriera.

Después de once años de la muerte de su padre, Georg se reencuentra con él a través de una carta que éste le dejó escrita para cuando tuviera edad de entender. Ahora con quince años le ha llegado la hora de leerla. La carta contiene una historia de amor, la de su padre con la joven de las naranjas, una misteriosa jovencita que le enamoró, también contiene preguntas que invitan a la reflexión, preguntas relacionadas con el tiempo y la vida, con nuestro paso por aquí.

Si pudieras elegir, ¿elegirías vivir una vida en la tierra sabiendo que un día de repente te será arrebatada, tal vez en medio de una gran felicidad? ¿ o rechazarías desde el principio la oferta de la vida?.

Una carta de alguien que ya no está no es suficiente para emocionarme, los personajes tienen que provocarme sensaciones, la trama tiene que atraerme, y aquí ni lo uno ni lo otro. Los comentarios intercalados del adolescente referentes a lo que su padre le va contando me resultaron muy insulsos, su actitud emotiva no me transmitió nada. Me irritó la repetición de algunas ideas, palabras que se reiteran hasta la saciedad, exagerado también el aire de misterio que ha querido darle a la historia, no encontré nada que me perturbara lo más mínimo, ninguna sorpresa en sus páginas, ha sido como leer un conjunto de banalidades carentes de sorpresas y aburridas que ningún interés despertaban en mí.

La historia está narrada con sencillez y claridad, dos aspectos que no destaco como negativos, en este caso creo que la pretensión del autor es llegar a todos los lectores, adolescentes y más mayorcitos. Otra cosa es el propósito del autor de hacernos pensar, reflexionar sobre ciertos aspectos expuestos, conmigo no lo logró, probablemente con lectores más jóvenes lo consiga. Y si logra estimularles el pensamiento, la curiosidad, el cuestionarse las cosas, el hacerse preguntas aunque no tengan las respuestas, pues buen trabajo por el autor y punto positivo para el libro. La filosofía es dialogar, explicar, razonar, escuchar, y todas estas cualidades yo las echo mucho en falta en el mundo actual.

Queda evidente que La joven de las naranjas no me ha gustado, tal vez en otro tiempo mis sensaciones habrían sido diferentes. Os aseguro que voluntad no me ha faltado, pero esta vez Gaarder no ha conquistado mi atención. Creo que tengo más claro ahora que si me vuelve a pasar algo parecido con alguna de mis lecturas, si rencor, sin dolor, cerraré el libro y daré paso a otro.



Seguir leyendo




Return to top of page